EL COMPROMISO…
Con una participación ciudadana histórica en las urnas electorales, casi 4 de cada 10 mexicanos en posibilidad de votar, dieron ayer su confianza a Andrés Manuel López Obrador, para que con poco más de la mitad de los votos en su favor, se convierta prácticamente en presidente electo de México para el periodo 2018-2024 y cuya gestión dará inicio a partir del 1º de diciembre de este año.
De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), acudieron a votar cerca del 66% por ciento de quienes integran el listado nominal, lo que significa que una tercera parte de los mexicanos no ejerció su voto; aun así no hay duda de legitimidad del virtual triunfo y es previsible que así lo confirmará en su momento el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que deberá resolver todo tipo de impugnaciones antes del 6 de septiembre que es la fecha límite establecida por la ley.
Pese a que solo votaron las 2 terceras partes del padrón y una de ellas le dio su voto, es enorme el nivel de aceptación reflejado en las urnas, por lo que Andrés Manuel asume un enorme compromiso con la sociedad, especialmente con los jóvenes que le dieron el triunfo, confianza en que pondrá todo su esfuerzo en garantizarles un mejor futuro y en que a partir del 2 de diciembre les dará 5 mil 900 pesos mensuales; 2 mil 500 de beca y 3 mil 400 como un salario porque el gobierno los va a contratar.
El compromiso es enorme, una inmensa mayoría le ha cuestionado el cómo va a lograr todo lo que prometió y de dónde obtendrá el dinero que se necesita para ello, a lo que siempre respondió que “con honestidad y combatiendo la corrupción”, pero resulta obvio que por mucha voluntad que tenga –si es que la tiene-, ello no ocurre de un momento a otro, ni por decreto, ni tampoco por magia. “No les fallaré” –dijo- y eso es lo que se espera.
CONTRAPESOS…
Sin duda la de ayer fue una jornada electoral en paz, a pesar de una campaña electoral violenta, lo que puede calificarse como un triunfo; pero lo que parece ser un verdadero retroceso para el país, es la falta de contrapesos en el resultado, pues sin voltear hacia el pasado ni reflexionar en las posibles consecuencias de ello, la mayoría de los electores le otorgó un cheque en blanco a AMLO, al concederle a su partido la mayoría en las cámaras de diputados y de senadores, así como en los congresos locales que se renovaron en elecciones concurrentes como la de Hidalgo.
Es democrático que un Presidente o un Gobernador tengan la mayoría en el legislativo para garantizar gobernabilidad, pero en un México como el nuestro, donde está comprobado que el poder corrompe, pero el poder absoluto corrompe absolutamente, se vuelve no nada más necesario, sin imprescindible que el Ejecutivo tenga contrapesos reales, por lo que haberle dado a AMLO, el control mayoritario del Congreso de la Unión, es un error que desgraciadamente no va a pagar él, pero sí México.
La sociedad mexicana tendrá que exigirle que cumpla, pero también deberá ser el contrapeso constante, como igual tendrá que serlo de manera real, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los partidos de oposición –algunos de los cuales han sido reducidos casi a cenizas-, el sector empresarial y los medios de comunicación, pero igualmente las organizaciones civiles y las no gubernamentales, porque no se debe dejar nunca más todo el poder del país en unas solas manos.
MENSAJE CONCILIADOR…
Con una actitud diferente a la que lo distinguió por años, de mandar al diablo a las instituciones, ayer López Obrador emitió su primer mensaje a la nación de manera conciliatoria; quitó de su vocabulario las expresiones como mafia del poder y otras similares para referirse a sus adversarios, hizo un público reconocimiento al presidente Enrique Peña Nieto como ejemplar y respetuoso y también agradeció a los medios de comunicación su proceder plural.
López Obrador reconoció a los otros contendientes, habló de respetar a las autoridades constituidas; ya no habló de cancelar el aeropuerto o los contratos del sector energético; reiteró que todo su actuar será por la vía legal, que no creará ni incrementará los impuestas y tampoco contraerá deudas para el país, el cual dijo, se mantendrá con respeto a la autonomía del Banco de México y una absoluta disciplina fiscal.
Esta vez AMLO no se mostró rijoso ni retador, por el contrario, llamó a la reconciliación y dejó entrever acercamientos y entendimientos con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, es más, puso mucha énfasis en que eso lo diferencía a él de los anteriores gobiernos, dícese los de Felipe Calderón Hinojosa y de Vicente Fox Quesada, además de que dio marcha atrás a su discurso anterior de que reformaría la constitución para dejarla tal como se aprobó en 1917, ni insistió en echar atrás las reformas energética y educativa, temas que fueron parte de sus banderas de campaña.
Respeto a las todas las libertades de los mexicanos, ese fue el nuevo mensaje de Andrés Manuel López Obrador, pero eso no debe ser un discurso, sino un compromiso; todos tenemos que estar al pendientes de que se cumpla.
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Twitter: @JoelSanRadar